Llevo varias semanas de sequía seiscientera y no será por falta de ganas. En esta ocasión no puedo circular debido al ataque persistente de los electroduendes que viven debajo del salpicadero de mi seiscientos. Me tienen frito 🙁
Empecé a sospechar cuando al dar el contacto, en lugar de escuchar el motor de arranque se oía «¡Viva el mal! ¡Viva el capital!» e instantes después el coche se apagaba. Total y radicalmente. No es que se calase, ¡Es que el coche se apagaba! Traías a alguien para enseñarle el problema y el mu jod… arrancaba a la primera, ronroneaba coqueto y circulaba sin problemas.
Pero en cuanto te confiabas ¡Zas! La bruja averías volvía a recochinearse y te apagaba el coche.