
Al quitar el radiador queda a la vista «la magia» que permite que el aire empujado por el ventilador vaya en contra de la dirección de marcha del seiscientos y luego baje para salir al exterior.
Además, al fondo, pueden verse las dos trampillas que, accionadas desde el interior, abren el paso del aire caliente hacia el tunel que llega hasta el parabrisas o hacia los pies de los pasajeros. ¡Toda una aventura térmica!
En la parte inferior, y de color negro en la fotografía, se encuentra la trampilla deflectora que se abre y se cierra según se caliente el termostato del radiador.