Cortacorriente y cortocircuito en el seiscientos

agujero en la chapa
El cortocircuito agujereó la chapa

Como comentaba en el post anterior, desde hace varias semanas que utilizo el seiscientos casi como coche de diario para muchas pequeñas salidas cotidianas: pequeñas compras, ir a casa de de alguien, dar una vuelta… Y la verdad es que cuanto más lo muevo mejor se comporta: Arranca en frío perfectamente, el motor suena más redondo, la frenada ha mejorado. Y encima disfruto como un niño.

Pero el otro día al volver a casa después de una de estas escapadas, al girar a la derecha en una curva el coche volvió a «apagarse». Literal. Como si hubiera quitado la llave de contacto. Después de revisar conexiones me di cuenta de que al girar en la curva, con la centrífuga la batería se había movido y el positivo tocó en la chapa. Tanto fue así que le hizo un hermoso agujero :-S

Una vez separada la batería, el coche seguía literalmente muerto. O la batería se había descargado totalmente o estábamos como al principio. ¡Pero se suponía que con el cambio de la llave de contacto esto ya no pasaba!

Tornillo de masa bajo el capó
Sujección del negativo a la chapa

En fin. Mi hermano vino al rescate con su coche y unos cables para arrancarlo y llevarlo hasta casa, pero lo único que conseguimos fue darle de comer a los electroduendes. Si ponías las pinzas en la bateria 1 de cada 2 intentos no llegaba electricidad ni a los pilotos del cuadro. Y cuando llegaba se iba al momento. Si ponías el negativo al tornillo que da masa a la chapa, solo fallaba 1 de cada 3… Peeeeeero y si lo ponías directamente a la chapa iba bien siempre.

¡La avería parecía clara! La masa estaba mal. No se me ocurría que tipo de «mal» puede tener un simple cable gordo que va directamente de una borna de la batería hasta un tornillo en la chapa que está a 50 cm. de distancia, pero por ahí iban los tiros 🙂

En fin, haciendo el cuento corto y por no aburrir, una vez arrancado y acelerando siempre el coche, sin dejarle bajar de vueltas, lo llevé hasta el garaje y una vez allí me puse a mirar y desarmar cosas. Primero quitar y recargar la batería para que no muriera del todo. Después hacer una pieza de plástico que protejiera el lateral de la caja de la batería para que no pudiera volver a tocar nunca el positivo ahí. Más tarde limpiar bien a fondo los bornes de la batería y los contactos de los cables. (Un buen lijado nunca hace mal)

El culpable de la batería desarmado
El cortacorriente desarmado

Una vez hecho lo evidente quise quitar el tornillo donde se sujeta el cable del negativo a la chapa y aquí volví a tener problemas. Primero estaba duro, así que tiré de WD40. Luego resultaba que giraba por dentro y, lo más extraño, es que por dentro, además de la tuerca que lo fijaba a la chapa, tenía una especie de «pirindola» que estaba muy dura y que yo creí que era para dar masa a cosas dentro del habitáculo.

Me costó Dios y ayuda soltarlo todo, pero una vez lo hice me di cuenta de que ese «tornillo» para dar masa, no era simplemente «un» tornillo ¡Era un corta-corriente de batería! Otro «extra de la época que yo no sabía ni que existía.

Resulta que al apretar y aflojar, o incluso quitar, el tornillo interior de la pirindola, el coche se queda sin masa. Vamos ¡Que se apaga del todo! 🙁

Un extra de época: Desconectador de batería
Desconectador de batería parecido al mío

Tanto la chapa debajo de del corta-corriente como su interior tenían bastante oxido, por eso el contacto que ofrecía no era franco y a veces fallaba de forma intermitente. Y cuando fallaba no había corriente entodo el vehículo, aunque pusiera las pinzas a la batería.

Así que ahora, después de quitado, lijado y limpiado la chapa y los contactos, y de suavizado el tornillo pirindólico de dentro, ahora funciona perfectamente y es un nuevo «anti-robo» que utilizaré cuando lo deje en la calle. Y encima es de latón ¡Todo un inesperado accesorio de época!

Si es que como dicen por ahí, con un seiscientos siempre se está aprendiendo… aunque sea a oscuras :))

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