Al fin ocurrió el milagro: Mi Pelotilla vuelve a funcionar y tiene la ITV pasada.
Después de mucho, mucho tiempo durmiendo el sueño de los justos en mi garaje, este mes reconocí en voz alta que yo solo no iba a ser capaz de arrancarlo. Lo había intentado todo, pero no había manera. Aunque la gran noticia era que eso me permitía descubrir que ahí fuera había gente que podía echarme una mano. Y la busqué.
Pero dejadme primero que os cuente como empezó este largo paréntesis seiscientero:
Cuando fui a pasar la última ITV, hace de esto ya varios años, poco antes de llegar escuché de repente en el motor como si estuvieran haciendo ruido con bolsas de plástico o papeles. Fuerte, pero no escandaloso. Además también noté que el motor perdía fuerza, aunque no llegaba a pararse. Pensé que a lo mejor una correa se había deshilachado y golpeteaba. Me eché a un lado, miré y no vi nada raro, así que seguí con mis planes iniciales.
Poco a poco llegué a la ITV, le conté al técnico lo que me había pasado y su comentario fue un simple «Hombre, es viejecito, hay que cuidarle y perdonarle los sustillos que te pueda dar. También tiene derecho a ponerse chocho de vez en cuando ¿No?«.
Así que tras una ITV express, mirarle luces, frenos y no recuerdo si también humos, me sellaron y me fui frente a un bar cercano para ver si encontraba el origen del misterioso ruido: Ni correas rotas o deshilachadas, ni aceite, ni calentón… Todo parecía bien, salvo que el motor cabeceaba y tenía poca chicha.
Llegué a casa y tras mucho mirar y probar decidí empezar a desmontar «un poco». Al levantar la tapa de balancines todo quedó esclarecido: ¡Se me había roto el muelle de una válvula! Esta cayó y el pistón la mordió. Por eso cabeceaba (iba en 3 cilindros) y el ruido era el machaqueo de la válvula.
Comprada válvula, muelle y junta nuevos, levanté la culata y aprovechando la situación pulí con mucha paciencia los asientos y las valvulas.
Una excusa maravillosa para comprarse una llave dinamométrica. Poco a poco vamos haciendo el ajuar mecánico 🙂
Al ver la dinamométrica y los pistones al aire mi suegro preguntó: «¿Y si ya que está levantada la culata aprovechas y quitamos el carter, sacamos los pistones y le pones anillos de compresión nuevos? Así, con válvulas recién pulidas y pistones con anillos nuevos, casi casi vas a estrenar motor.»
La verdad es que sonaba sugerente y ni cortos ni perezosos nos pusimos manos a la obra. Quitado el carter fuimos desarmando cada pistón de uno en uno, para evitar confusiones. Quitábamos la muñequilla, lo sacábamos, limpiábamos todo muy muy bien con aceite limpio, sustitíamos los anillos de compresión en su orden y vuelta a montar.
Bueno, vuelta a montar después de comprar otro pequeño detalle para el ajuar, un pequeño util para cerrar los anillos y meterlos en el cilindro sin violentarlos. Luego apretar con la dinamométrica los tornillos que sujetan la muñequilla y a por el siguiente.
Que facil. ¿Verdad? ¡Y un carajo!
Una vez vuelto a montar todo intentamos hacer la puesta a punto para arrancarlo y no había manera. No entraré en detalles, otro día si tengo ánimo escribo el «Cómo se hizo» (o cómo se debió haber hecho) la puesta a punto, pero el caso es que no había forma de hacerlo arrancar.
Llegaba chispa, llegaba gasolina, pero aquello ni petardeaba. Menos mal que al final después de tanto tiempo de prueba y error, el 30 de septiembre se lo llevé a Antonio y en poco tiempo encontró el error: ¡Le faltaba una vuelta al cigueñal, estaba llegando la chispa en el momento del escape, no en el de compresión! 🙁
Pero bien está lo que bien acaba. Repasadas varias otras cosillas que tenía el coche, lo llevó de nuevo en su remolque a la ITV y ahora volvemos a estar operativos.
Cómo me alegro compañero! Muchas felicidades, ya veo que todo va viento en popa, lento pero seguro!
Aquí estamos para lo que necesites. Te seguiré de cerca… 😉
¡Que ilusión, mi primer comentario! 🙂
Gracias Jordi
Luis